En octubre de 2003 llega Olivia. Si el debút de Plastic fue un disco casi atmosférico -ep (Siesta 2002), Olivia es un álbum hecho a trompicones, a retazos. como si Plastic d’amour hubiera cogido un caleidoscopio y cada canción fuera un trozo de cristal. Diez canciones cada una diferente la una de la otra, con saltos, con furia, con ironía, con ternura. eso sí, ambos discos tienen algo en común: se escuchan casi en un abrir y cerrar de ojos.
Disfruté mucho componiendo estas canciones junto a Blanca Lacasa y arreglando las baterías con el gran Noah Shaye, músico de jazz afincado en Madrid que se volcó en el proyecto. Es uno de mis álbumes favoritos de toda mi discografía que, afortunadamente, ha aguantado muy bien el paso del tiempo. Hay mucho mimo volcado en cada canción de este disco.