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Desde que empecé a tocar la guitarra

Desde que empecé a tocar la guitarra, he militado en Trapos sucios, Vive la Vinyl, Plastic d’amour, Mate -mi propio proyecto-, Wild Honey (como guitarra), La Fantástica Banda y Yo soy Groot (de este proyecto hablaré más adelante). Pero aquí no acaba la cosa.

El curso pasado me sumé a dos bandas que, a día de hoy, son mis nuevas bandas favoritas. Se trata de Faltas de Ortografía y Black Door, los dos combos que he estado dirigiendo desde la Orquesta Escuela del Barrio. Más bien, ellas me han estado dirigiendo a mí. Músicos de 10-11 años con mucha energía con los que he escrito un puñado de buenas canciones e interpretado grandes versiones. Ensayamos en un aula enorme del colegio de San Ildefonso -sí el de los niños de la lotería-, con una reverberación estupenda que ya ha conformado el «San Ildefonso Sound» al más puro estilo de la Factory de la Velvet Underground.

Ni qué decir tiene que los ensayos semanales son cañeros y que me dejan exhausto porque, como no podía ser menos, vivo los ensayos intensamente y ellos también. Hay días duros en los que tengo que repartir galletas, pero son de avena, no me malinterpreten. Los Oasis, un juego de niños.

Y es que creo que todo el mundo debería probar a formar parte de una banda de música del estilo que sea. Es una gozada. En una banda es muy importante escuchar a los de alrededor, como en la vida misma. Es un gran aprendizaje, no sale solo porque sí, es un ejercicio de humildad y de cooperación. Cada cual es una pieza en el engranaje, y todo el mundo tiene su protagonismo, su importancia. Es un mensaje que chicas y chicos van asimilando desde el inicio. Y no lo hacen nada mal.

Pero la cosa no termina aquí. En este curso que comienza ahora, se han sumado otros dos combos a la aventura: una chicas adolescentes que se hacen llamar la Mosqueperras, y un combo de adultos que pinta divertido, con lo cual pasaré a tener 4 bandas favoritas cuando termine el curso. Lo vamos a petar, ya os contaré.